miércoles, 9 de febrero de 2011

Paso fronterizo: talla 42

Enterrada en vida entre montones de ropa, recorría los percheros repletos del Bershka en busca de la prenda de mis sueños, esa que combina con todo, es original y no te delata con demasiada evidencia cuando te la pones en repetidas ocasiones. No es fácil encontrarla y puede que hasta sea imposible, o que, cuando por fin la encuentras, te sienta muy bien con los zapatos pero muy mal con la cuenta corriente. En fin, que ahí estaba yo en mi particular Ilíada del glamour, cuando de repente, al mover una de las perchas, veo algo espeluznante al otro lado de la estantería.

No puede ser, se habrá equivocado. Al fondo de la tienda se paseaba frente a los estantes de los pantalones vaqueros una muchacha con una talla 42. Sí, como habéis oído, una 42. Me quedé atónita, miré a los lados y traté de buscar una forma rápida y sutil de alertarla. Aquella inocente chica no se merecía el tormento que a punto estaba de vivir, pero, ¿acaso nadie le había informado del estado actual del mundo de la moda? En realidad, yo no tengo tan claro el problema pero supongo que en su día, alguna chica rellenita habrá mentado a la madre de algún prestigioso diseñador o le habrá escupido en la cara o, ¿quién sabe qué diabólica maldad habrá podido hacer? El caso es que, desde entonces, el gremio de diseñadores de moda, unidos en defensa de este presunto hombre agredido, han decidido no fabricar ropa para tallas superiores a la 40, en venganza por aquel trágico episodio.

Finalmente, seguí buscando la prenda culmen de mi escaso fondo de armario. La chica de la talla 42 sufrirá irremediablemente, aprenderá de su error y buscará la solución más apropiada. Afortunadamente, hay cientos de soluciones para su problema. Todas hemos oído hablar de numerosas dietas milagrosas que te adelgazan en tan sólo una semana sin esfuerzos ni sensación de hambre. Yo, sin ir más lejos, empezaba una distinta cada lunes y abandonaba la misma cada martes. Ninguna me funcionó ni creo que pueda funcionar a nadie. Eso sí, la importación de frutas exóticas, o los cultivos de vegetales al borde de la extinción, han sobrevivido gracias a estas invenciones sin origen determinado que nos han hecho a todas pasar por etapas en las que sólo se podía comer una papaya para cenar y agua con unas gotitas de un líquido milagroso que te convertirían en Beyonce en menos de una semana. La dieta del jarabe de arce, que te provocaba un hambre de tal envergadura que no dudarías en comerte un embrión de pato o cualquier otra de esas asquerosidades que se comen en extremo oriente, la dieta de la piña, que te convertía en una chica igual de gorda pero muy meona, la dieta de la manzana, esa sí que es milagrosa, pasas hambre y para colmo, engordas por la fructosa que contiene la maldita manzana. En fin, en mi caso particular, el único método eficaz para perder peso es hacer cinco comidas diarias (sin comer cocido en cada una de ellas, por supuesto).

En caso de que las dietas no funcionen para la chica de la talla 42, es libre para ir a otra tienda de ropa, una de esas tiendas hechas para ellas, son esas tiendas en las que te avergüenza entrar por si algún conocido te ve dentro y se hace evidente que no cabes en una 38. Allí encontrarás cosas maravillosas que podrás usar en carnaval para disfrazarte de abuelita o incluso, de abuelito. En estos locales, se podría ir con los ojos vendados a comprar un conjunto para cualquier evento fúnebre. Es imposible fallar y elegir algo de colores llamativos. El color no existe en esos lugares, te da a entender lo triste que eres por estar gorda y lo gris que es tu vida, por si no lo sabías ya antes de entrar allí.

Lo cierto es que existen establecimientos en que las tallas no están reñidas con el color y una puede encontrar prendas maravillosas que te apetecería llevarte por docenas a tu casa y revolcarte en ellas gritando lo feliz que eres por haberlas encontrado. Es entonces cuando echas un vistazo a la etiqueta con el precio. Todo se desvanece, las prendas de tus sueños se quedan en la tienda y tú vuelves a tu casa con las manos vacías, la sensación gris e insípida de la tienda de tallas especiales y con muchas ganas de comenzar la primera dieta que te propongan y terminar para siempre con este calvario que una no le desea ni… ni a una de esas chicas delgaditas que tanta envidia me dan!

3 comentarios:

  1. jajajaja que bueno, ciertamente a la pobre chica habría que darle un curso de a que tiendas puede entrar a buscar una 42, ojo un 42 real, porque si entras en Zara a por na 42 puedes sentrte fatal ya que como mucho entraría el culo de una que en cualquier otra tienda entra en una 40. Mi recomedación es H&M una tienda que tiene normalmente hasta la 46 (reales) y siempre tiene ofertas.

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  2. Eso es cierto Lluvia existen tiendas en las que una talla 42 parece una 40 y a duras penas porque vamos, si tienes un culin algo respingón olvídate de entrar en ellos jajaja. H&M tiene variedad de tallas y además ropa de Moda y a buen precio. También está C&A que tiene prendas hasta la 48 o así y al igual que H&M la ropa esta muy bonita y a precios solidarios ;)

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  3. Verga que ognorente soy y por partida doble, no sabía que la cosa de las tallas era tan heavy y segundo no sabía que era "culmen". :-P

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