domingo, 27 de febrero de 2011

COMO INDIA QUE SOY, BUSCO EL VAQUERO.

Son muchos los días que llevo buscando el vaquero perfecto para mi cuerpo. Me he leído un montón de artículos en donde te dan consejos de qué vaquero llevar de acuerdo a la forma de tu cuerpo, que si forma de triángulo, que si reloj de arena, que si forma de pera y la madre que lo parió, en mi vida me había dado cuenta de que habían tantas formas, yo solo veía gordas y flacas, nada más. El hecho es que empecé mi búsqueda llena de ilusión, con alegría y entusiasmo, pero al pasar la primera hora ya mi semblante era otro, había recorrido todo El Corte Inglés (Grandes  almacenes) y me había probado unos 7 vaqueros todos de diferentes cortes y marcas. Sólo uno me quedaba relativamente bien pero necesitaba una talla más y como era de esperar esa talla estaba agotada, ni en el almacén de mi ciudad y tampoco en las otras ciudades más cercanas. El vaquero se había extinguido. Horas buscando un puñetero jean y no había mi talla, me quería morir, en ese momento me apetecía rociar de gasolina todo el Corte Inglés y prenderle fuego.

Enfurecida comencé mi dieta y me he propuesto adelgazar un par de tallas más, no sé si me funcionará o si por el contrario me daré cuenta de que mi cuerpo es del tipo amorfo y no hay ni dieta ni bisturí que arregle esto. Lo peor de una dieta no es la dieta en sí, sino la conocida fuerza de voluntad… Todos los días trato de que se imponga dicha fuerza, no es fácil hacerle un bocadillo a mi niño de Nutella y no comérmelo yo de un solo bocao, pero mi fuerza de voluntad me abofetea para que entre en razón y salve mi cuerpo.  Al día dedico unos 20 minutos para mirar las fotos antes y después del embarazo, y créanme, cuando veo esas fotos después de dar a luz me entra un repelús que me hace comer muy gustosamente un plato lleno de lechuga y tomate cortado finamente y beber dos litros de agua como mínimo. Vamos, que mis riñones deben estar super hidratados, ya saben, el agua es uno de los componentes claves que te permite la vida, bueno, al menos que se estén ahogando.

Por las noches antes de irme a la cama, pongo la TV y me veo la teletienda martirizándome un rato viendo cuerpos perfectos y escuchando a una tía que dice:¿ cansada de ser gorda? Y miras a la tipa y tiene un cuerpo de esos que te quita el sentido… En fin, que me quedo de masoca y todo un buen rato mirando a las perfectas y diciéndome si llegaré a ser como ellas. Al irme a la cama empiezo a mentalizarme y me repito una y otra vez que me despertaré a las 7 de la mañana y con todo el ánimo del mundo haré mi rutina de step… Sí, Luis!!! a las 7 me despierto, sí, pero el aparato en cuestión se queda en el mismo sitio en el que durmió, vamos, que no se mueve ni un centímetro de donde está guardado, eso sí, quemo calorías cuando me pongo a limpiar, cocinar, etc… Digo yo que algún gramo se irá con el poco esfuerzo que hago, aparte de subir y bajar escaleras, esa es la ventaja de vivir en un cuarto piso sin ascensor y con un niño que pesa 14 kilos más su sillita de paseo que pesa otros 6, osea que al final del día algo de ejercicio hago, o no?.

Yo por el momento seguiré en mi lucha por bajar esas dos tallas que me he propuesto y seguiré en la búsqueda  del pantalón vaquero que me deje un cuerpo como el de la Beyonce y que al mirarme al espejo me diga: QUÉ GUAPA ESTOY, COÑO!!!.

viernes, 18 de febrero de 2011

Fashion T.O.C.


Sentada en uno de los bancos de madera del abarrotado parque infantil al que suelo ir, tan sólo tengo que vigilar a Diego mientras experimenta sensaciones nuevas y corre feliz investigando cada rincón.  A priori parece fácil, lo sé. Cualquier persona podría hacerlo sin mayor esfuerzo. Por desgracia, hay algo que distrae mis sentidos dificultándome la tarea hasta un punto casi enloquecedor. Involuntariamente, analizo minuciosamente cada look, cada peinado, cada defecto, cada zapato, cada conjunto de ropa de todas las personas que se cruzan en mi campo de visión. Gracias a Dios que soy miope y mi alcance visual no es el estándar, porque de serlo así, ahora mismo estaría interna en un psiquiátrico con una camisa de fuerza muy poco glamurosa sufriendo los daños de mi amor por la moda.

Mientras Diego corretea y ríe ajeno a mis trastornos mentales, yo pido al cielo que alguien tenga consideración con la señora que tengo sentada a mi lado y le haga entender que su elaborado y costoso peinado años 50, nunca debió salir de aquella década. Sufro contemplando esa escultura de pelo, y al mismo tiempo, examino unas botas de piel que hace rato llevo persiguiendo visualmente y se me pasa por la cabeza agarrar a su dueña y exigirle toda la información que tenga. Necesito saber dónde las compró, cuánto costaron, si son de piel natural o sintética,… y necesito saberlo ya. Rápido vistazo a Diego y todo sigue normal. Vuelvo a lo mío y sintiendo de cerca el hedor de un presunto alérgico al desodorante, trato de entender por qué la chica que pasea a su perro junto a la cancha de baloncesto se niega a hacer el más mínimo esfuerzo para no ofender a la vista de los demás. Lleva un peinado tipo estropajo eléctrico, un chaleco de hombre azul descombinado a la perfección con una camisa vieja de cuadros verdes y marrones, y parece no importarle haber tirado la toalla en su desganada carrera hacia la belleza. Por suerte, una jovencita que parece ser sacada de una de esas publicidades de Pull&Bear, calma por unos instantes mi desesperación y me recuerda que hay más gente que, al igual que yo y con mejor o peor resultado, al menos intenta ser agradable de ver. Salgo fugazmente de mi enajenación transitoria y salvo a Diego de otro intento de suicidio desde el tobogán alto. Es el quinto intento de hoy, y por suerte, mis reflejos me ayudaron a evitarlo. Durante un rato, intento hacerle entender que él no tiene 7 vidas sino sólo una, y que apenas está sin estrenar, por lo que debería cuidarla y apreciarla mucho más. No son malos consejos, de no ser porque mientras yo le hablo, él sonríe como loco jalando tan fuerte como puede para conseguir escapar de mi discurso y volver a sus asuntos. Entonces, me rindo por completo y contemplo con resignación a esos jugadores profesionales de bolas criollas (petanca) que, al lado del parque, se divierten cada día haciendo buen uso del tiempo libre que su jubilación les ofrece. Qué bonito ver que a su edad siguen con ganas de reír, charlar, y jugar juntos, pero qué horrible ver cómo visten. A veces creo que no es real, que es mi imaginación la que hace que vea esas combinaciones tan monótonas en tonos verdes o azul marino lisas o de rombos. ¿Acaso no se aburren de ir todos igual durante toda su larga vida?

Hablando de moda, se acaba de sentar una modelo de radio a mi lado. Sus cejas como bigotes de gamba amenazan con sacarme un ojo, su cabeza infestada de canas le dan un aspecto viejuno que no corresponde con su edad. Su perfume parece más bien un ambientador de cuarto de baño, pero ante todo… lleva una camiseta que con gran mérito se habrá ganado en una fiesta de Bacardi, bien fruncida por dentro de su viejo chándal verde. Seguiría examinándola y criticándola para acariciar mi ego y sentirme un poco más guapa cada día, pero no puedo con esto y, por miedo de suicidarme en defensa propia, voy rápidamente hacia mi hijo, e impidiendo que contemple tal derroche de falta de glamour, me lo llevo a darle la merienda y a relajar mi mente en la tranquilidad de mi hogar, donde puedo por fin prestar atención a mi hijo y, al fin y al cabo, realizar mi tarea de madre, que no es tan difícil, ¿verdad?

miércoles, 16 de febrero de 2011

A MIS 32 AÑOS, 31 DICEN QUE APARENTO

A un sólo día de mi cumple y con las uñas destrozadas de tanto morderlas, no dejo de pensar y de buscar los mil y un trucos para que ese añito que está por caer sobre mí pase totalmente desapercibido, que al mirarme al espejo me vea igual de bien que a los 20 años, o a los 18 si es posible, ya puestos a pedir…Pero como no salga corriendo ahora mismo a la mejor clínica de estética del país, dudo mucho que mis deseos se hagan realidad.

Debería empezar por teñirme. Hoy al mirarme al espejo vi dos canas que asomaban con timidez entre mis cabellos y pensé: “bueno, de lo malo son pocas las que tengo”, pero de repente… nooooooo!, fue pura ilusión óptica. Al mirar detenidamente vi un matojo de pelo blanco alojado en mi cabellera. Dios!!! Dicen que  la naturaleza es sabia, pero la mayoría de las veces es bastante cruel conmigo, porque para variar, somos nosotras más propensas que los hombres a tener canas,  y eso sin contar con que para la sociedad, una mujer canosa es una bruja y un hombre canoso es un maduro atractivo, manda we….esto es de traca.

Después de pasar un rato viendo lo asqueroso que tengo mi pelo, miro mi rostro y veo unas ojeras de luto. Parezco un mapache, y por más que utilicé corrector antiojeras  y kilos de maquillaje, ellas siguen ahí. Por más que intenté disimularlas, continuaban mostrando lo cansada y fatigada que estoy. Se comenta por ahí que un buen remedio para esto es la crema contra las hemorroides, pero la verdad que no considero razonable utilizar una crema del culo para la cara, vamos… que ya la tengo bastante mal para terminar de destrozarla con inventos de famosas. Es imposible negar que la depresión empieza a apoderarse  de mi cabeza y a decirme que aparento 5 años más de los que tengo.

Continúo mi momento masoquista y me detengo a mirar fijamente mi papada. No sé por qué extraña razón tengo fijación por ella. Comienzo a mover la cabeza probando mil posturas para observar si aparece ese maldito abultamiento, y lo peor del caso no es estar unos minutos en ese tejemaneje, noooo, lo peor es que el extraño bulto haga acto de presencia…Es en ese momento en el que comienzo a torturarme por el trocito de chocolate que me comí el día anterior y empiezo rápidamente a mirarme la tripa, las piernas y ese culo gordo que me caracteriza y que de tan mal humor me pone.

Y ahí estoy yo, si señor!!! Amargada para todo el día y echando mil maldiciones por el año que me viene encima y que sólo me trae más celulitis y arrugas a mi vida.

Hoy me despido con un año más de vida, un par de nuevas arrugas, alguna que otra inesperada cana, pero sobre todo, con la felicidad de la experiencia adquirida, la alegría de tantas y tan variadas experiencias inolvidables, y la esperanza de que a pesar de todos los años que vengan, consiga mantenerme tan joven y espléndida como mi cuerpo me lo permita. Porque por mucho que pase el tiempo, para sentirme de maravilla… ANTES MUERTA QUE SENCILLA.

sábado, 12 de febrero de 2011

EL SEXO DÉBIL



Hoy voy a utilizar mi blog con fines reivindicativos, y es que la naturaleza es sabia pero no justa. ¿Hasta cuándo vamos a seguir perdiendo las mujeres en la batalla de la vida? No es justo que los hombres queden absueltos de todo problema simplemente por naturaleza. Repasemos un listado de equivalencias entre los errores que hemos tenido que pagar nosotras y los que han tenido que pagar ellos:






La menstruación: Eso que ellos llaman jocosamente “Andrés, el que viene cada mes”. Altera nuestro estado de ánimo, provoca dolor y es higiénicamente más incómodo que montar en una bicicleta sin sillín. En cambio ellos… su único sufrimiento es el de encajar un “no” por respuesta en el momento de irnos a la cama. Lo más asombroso es que fijándonos en el aspecto de cada uno, todo indica que son ellos los que realmente sufren más.

Y hablando de sufrir, ¡qué maravilloso debe ser entrar al baño puntualmente cada día y soltar lastre en décimas de segundo dejando un olor aterrador y un espejo empañado. Nosotras no, qué va. Nosotras tenemos que soportar los amagos de peritonitis de cada semana y si algún día conseguimos hacer de cuerpo con la misma facilidad que los hombres, saldremos del cuarto de baño escuchando el “Aleluya” de Haendel. Por desgracia, el estreñimiento va con nosotras al fin del mundo y convierte este momento tan simple en una ocasión perfecta para gritar demonios por la boca y llorar como niñas de dolor y desesperación.

Higiene personal: Actualmente este problema se va corrigiendo selectivamente entre los hombres, sin embargo… La mujer tiene que depilarse todo el cuerpo de arriba abajo sin dejar ni un solo pelo, que el hombre no pueda quejarse y decir: ¡“camarero, hay un pelo en mi mujer”! El deber del hombre es el afeitado de la zona facial. Parece poca cosa pero les resulta imposible llevar su tarea al día.

Nosotras tenemos que pintarnos hasta que consigamos retratar en nuestro rostro a la mujer que queremos ser, incluso arrancamos cada pelo de nuestras irregulares cejas para dibujar en su lugar otras perfectas, nos ponemos una crema en el cuerpo, otra en la cara, otra reafirmante en los glúteos, otra rejuvenecedora, otra antiarrugas, otra antiojeras, etc. Y nos envolvemos en perfume para que al salir a la calle, la gente que pase a nuestro lado vea lo hermosas que somos y lo agradable que resulta nuestro olor a rosas del campo.

Ellos se duchan, se cepillan los dientes, y salen a la calle despeinados y despreocupados habiendo dejado la ducha sin recoger, el espejo del baño salpicado de dentífrico y la toalla en el suelo del cuarto envolviendo delicadamente su ropa interior sucia. ¡Ellos siempre tan detallistas con una! Bueno, pues aún así, les da pereza entrar en la ducha.

El embarazo: Nosotras lo vivimos intensamente. Todo empieza con unas náuseas que incomodan nuestra vida y nos impiden dormir, trabajar o incluso mantener el buen humor. Luego tenemos revisiones periódicas en las que un desconocido ginecólogo inspecciona tu rincón más íntimo con las misma delicadeza que tendría un minero en una cantera de carbón. Después, con el paso del tiempo todo va a peor. Se hinchan los pies, la espalda te queda completamente dolorida por el peso que llevas delante, los cursos preparto, las noches sin dormir por el dolor de las contracciones y por fin… el parto. No hace falta que explique cómo vivimos nosotras el parto.

Pues bien, en todo esto, ¿qué ha hecho el hombre? El hombre ha puesto unas gotitas de germen, ha pasado los nueve meses de embarazo viendo el fútbol, navegando por internet y sufriendo en silencio porque su mujer no parece estar tan agradable como siempre.

En resumen, que no los entiendo, que no entiendo cómo se puede llenar el espejo del cuarto de baño de gotitas de dentífrico como si hubieran estado bendiciéndose a si mismos, ni entiendo por qué les cuesta tanto oler a limpio, ni entiendo tanta fijación con el sexo, ni entiendo cómo pueden vivir en esa burbuja que los mantiene alejados de toda realidad. Pero aún con todo esto, lo que menos entiendo de todo es… ¡que sigo prefiriendo ser mujer!.

 ¡¡¡¡¡ NOSOTRAS PARIMOS, NOSOTRAS DECIDIMOS!!!!!

jueves, 10 de febrero de 2011

Eres tu ACTITUD.

El invierno nos ofrece una tregua hoy con un día espléndido, no parece ser Febrero.  Acostumbrada al frío implacable por estas fechas, hoy por fin no me veo obligada a vestir como una cebolla. Mi espalda ya no soportaba el peso de tanta ropa encima y suspira agradecida por un descanso que se prevé breve. Me parece mentira que haya podido salir hoy a la calle con una simple camisa de manga larga y un fular negro del que tuve que deshacerme en mitad del paseo porque me provocaba tal picor en el cuello que casi me dejo la piel en carne viva tras rascarme como un perro pulgoso.

 Después de dejar a mi hijo Diego en la guardería y soportar una mirada que parecía decir: “mamá, eres un ser despreciable”, fui a contemplar escaparates sintiéndome la peor madre del mundo. Hay algo de paranormal en los momentos en que paseo frente a los maniquís, ellos me hacen señas, mueven sus manitas indicándome que desean que entre a verles con más calma. Cobran vida y entran en mi mente como cantos de sirena, pero hoy parecían estar menos insistentes, supongo que no tenían un buen día. Como mujer atrevida que soy, voy donde nadie me llama, así que decidí entrar a husmear qué había de nuevo en la colección de primavera, eso sí, premeditada para no invertir los escasos eurillos que se aferraban a mi cartera. Vi muchas faldas tipo Hippie (ese royo me encanta) y pantalones anchos años 70 de esos que a mi novio Juanma le provocan repulsión y que a mi me provoca abofetearle para que entienda que no son tan horribles, esos que mi mama dice pantalones cagados. Serán horribles a la mirada de muchos, pero a mí me parecen originales y comodísimos y son mi concejo de hoy. 

Los baggy son aquellos pantalones con los que te puedes inclinar con la tranquilidad de que todo está en su sitio allá en la popa. Es verdad que no marcan mucho tu anatomía femenina pero con una camiseta ajustadita seguro te verás de muerte lenta. Por otro lado, te ofrecen una doble personalidad, si con ellos usas unas francesitas quedas muy casual y si por el contrario eres más de taconazo, captarás la atención de tod@s allá por donde pases.

Pero siempre recordemos que más importante que el trapo que te pongas encima será tu actitud, siéntete bella y divina, sal a la calle y comete el mundo ( esto no quiere decir que compres chocolates y te lo zampes de una sentada, NO!!!) y demuestra la mujer atractiva, inteligente  y divertida que eres.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Paso fronterizo: talla 42

Enterrada en vida entre montones de ropa, recorría los percheros repletos del Bershka en busca de la prenda de mis sueños, esa que combina con todo, es original y no te delata con demasiada evidencia cuando te la pones en repetidas ocasiones. No es fácil encontrarla y puede que hasta sea imposible, o que, cuando por fin la encuentras, te sienta muy bien con los zapatos pero muy mal con la cuenta corriente. En fin, que ahí estaba yo en mi particular Ilíada del glamour, cuando de repente, al mover una de las perchas, veo algo espeluznante al otro lado de la estantería.

No puede ser, se habrá equivocado. Al fondo de la tienda se paseaba frente a los estantes de los pantalones vaqueros una muchacha con una talla 42. Sí, como habéis oído, una 42. Me quedé atónita, miré a los lados y traté de buscar una forma rápida y sutil de alertarla. Aquella inocente chica no se merecía el tormento que a punto estaba de vivir, pero, ¿acaso nadie le había informado del estado actual del mundo de la moda? En realidad, yo no tengo tan claro el problema pero supongo que en su día, alguna chica rellenita habrá mentado a la madre de algún prestigioso diseñador o le habrá escupido en la cara o, ¿quién sabe qué diabólica maldad habrá podido hacer? El caso es que, desde entonces, el gremio de diseñadores de moda, unidos en defensa de este presunto hombre agredido, han decidido no fabricar ropa para tallas superiores a la 40, en venganza por aquel trágico episodio.

Finalmente, seguí buscando la prenda culmen de mi escaso fondo de armario. La chica de la talla 42 sufrirá irremediablemente, aprenderá de su error y buscará la solución más apropiada. Afortunadamente, hay cientos de soluciones para su problema. Todas hemos oído hablar de numerosas dietas milagrosas que te adelgazan en tan sólo una semana sin esfuerzos ni sensación de hambre. Yo, sin ir más lejos, empezaba una distinta cada lunes y abandonaba la misma cada martes. Ninguna me funcionó ni creo que pueda funcionar a nadie. Eso sí, la importación de frutas exóticas, o los cultivos de vegetales al borde de la extinción, han sobrevivido gracias a estas invenciones sin origen determinado que nos han hecho a todas pasar por etapas en las que sólo se podía comer una papaya para cenar y agua con unas gotitas de un líquido milagroso que te convertirían en Beyonce en menos de una semana. La dieta del jarabe de arce, que te provocaba un hambre de tal envergadura que no dudarías en comerte un embrión de pato o cualquier otra de esas asquerosidades que se comen en extremo oriente, la dieta de la piña, que te convertía en una chica igual de gorda pero muy meona, la dieta de la manzana, esa sí que es milagrosa, pasas hambre y para colmo, engordas por la fructosa que contiene la maldita manzana. En fin, en mi caso particular, el único método eficaz para perder peso es hacer cinco comidas diarias (sin comer cocido en cada una de ellas, por supuesto).

En caso de que las dietas no funcionen para la chica de la talla 42, es libre para ir a otra tienda de ropa, una de esas tiendas hechas para ellas, son esas tiendas en las que te avergüenza entrar por si algún conocido te ve dentro y se hace evidente que no cabes en una 38. Allí encontrarás cosas maravillosas que podrás usar en carnaval para disfrazarte de abuelita o incluso, de abuelito. En estos locales, se podría ir con los ojos vendados a comprar un conjunto para cualquier evento fúnebre. Es imposible fallar y elegir algo de colores llamativos. El color no existe en esos lugares, te da a entender lo triste que eres por estar gorda y lo gris que es tu vida, por si no lo sabías ya antes de entrar allí.

Lo cierto es que existen establecimientos en que las tallas no están reñidas con el color y una puede encontrar prendas maravillosas que te apetecería llevarte por docenas a tu casa y revolcarte en ellas gritando lo feliz que eres por haberlas encontrado. Es entonces cuando echas un vistazo a la etiqueta con el precio. Todo se desvanece, las prendas de tus sueños se quedan en la tienda y tú vuelves a tu casa con las manos vacías, la sensación gris e insípida de la tienda de tallas especiales y con muchas ganas de comenzar la primera dieta que te propongan y terminar para siempre con este calvario que una no le desea ni… ni a una de esas chicas delgaditas que tanta envidia me dan!

martes, 8 de febrero de 2011

Prólogo


Hace mucho tiempo tenía ganas de escribir un blog sobre algo que verdaderamente me apasionara y formara parte de mi día a día... y zas!!! Moda encendió mi pequeña bombilla.

De moda sé muy poco, por no decir que nada. Son muchas revistas las que he leído, mis dedos han recorrido páginas enteras que derrochan glamour y belleza. Pasarelas, tendencias, trucos profesionales de belleza, trucos caseros de belleza, trucos naturales de belleza, todos los trucos de belleza que se puedan imaginar para tratar de verme bien y sentirme bien conmigo misma. ¿que si me veo bien? pues no lo sé, pero de que me siento mejor conmigo seguro que sí.

Fashion Curve será mi canal para que hablemos y compartamos diferentes puntos de vista sobre esta señorita llamada "Moda" y todo lo que la rodea. Compartiré mi día a día con ella, mis looks y los looks de la calle, veremos diferentes estilos de vida y disfrutaremos de este mundo lleno de colores, estilos diferentes y de curvas, muchas curvas. ¿Quién dijo que "Moda" es extremadamente flaca?.

El nuevo destino de Moda será Fashion Curve!!!