sábado, 12 de febrero de 2011

EL SEXO DÉBIL



Hoy voy a utilizar mi blog con fines reivindicativos, y es que la naturaleza es sabia pero no justa. ¿Hasta cuándo vamos a seguir perdiendo las mujeres en la batalla de la vida? No es justo que los hombres queden absueltos de todo problema simplemente por naturaleza. Repasemos un listado de equivalencias entre los errores que hemos tenido que pagar nosotras y los que han tenido que pagar ellos:






La menstruación: Eso que ellos llaman jocosamente “Andrés, el que viene cada mes”. Altera nuestro estado de ánimo, provoca dolor y es higiénicamente más incómodo que montar en una bicicleta sin sillín. En cambio ellos… su único sufrimiento es el de encajar un “no” por respuesta en el momento de irnos a la cama. Lo más asombroso es que fijándonos en el aspecto de cada uno, todo indica que son ellos los que realmente sufren más.

Y hablando de sufrir, ¡qué maravilloso debe ser entrar al baño puntualmente cada día y soltar lastre en décimas de segundo dejando un olor aterrador y un espejo empañado. Nosotras no, qué va. Nosotras tenemos que soportar los amagos de peritonitis de cada semana y si algún día conseguimos hacer de cuerpo con la misma facilidad que los hombres, saldremos del cuarto de baño escuchando el “Aleluya” de Haendel. Por desgracia, el estreñimiento va con nosotras al fin del mundo y convierte este momento tan simple en una ocasión perfecta para gritar demonios por la boca y llorar como niñas de dolor y desesperación.

Higiene personal: Actualmente este problema se va corrigiendo selectivamente entre los hombres, sin embargo… La mujer tiene que depilarse todo el cuerpo de arriba abajo sin dejar ni un solo pelo, que el hombre no pueda quejarse y decir: ¡“camarero, hay un pelo en mi mujer”! El deber del hombre es el afeitado de la zona facial. Parece poca cosa pero les resulta imposible llevar su tarea al día.

Nosotras tenemos que pintarnos hasta que consigamos retratar en nuestro rostro a la mujer que queremos ser, incluso arrancamos cada pelo de nuestras irregulares cejas para dibujar en su lugar otras perfectas, nos ponemos una crema en el cuerpo, otra en la cara, otra reafirmante en los glúteos, otra rejuvenecedora, otra antiarrugas, otra antiojeras, etc. Y nos envolvemos en perfume para que al salir a la calle, la gente que pase a nuestro lado vea lo hermosas que somos y lo agradable que resulta nuestro olor a rosas del campo.

Ellos se duchan, se cepillan los dientes, y salen a la calle despeinados y despreocupados habiendo dejado la ducha sin recoger, el espejo del baño salpicado de dentífrico y la toalla en el suelo del cuarto envolviendo delicadamente su ropa interior sucia. ¡Ellos siempre tan detallistas con una! Bueno, pues aún así, les da pereza entrar en la ducha.

El embarazo: Nosotras lo vivimos intensamente. Todo empieza con unas náuseas que incomodan nuestra vida y nos impiden dormir, trabajar o incluso mantener el buen humor. Luego tenemos revisiones periódicas en las que un desconocido ginecólogo inspecciona tu rincón más íntimo con las misma delicadeza que tendría un minero en una cantera de carbón. Después, con el paso del tiempo todo va a peor. Se hinchan los pies, la espalda te queda completamente dolorida por el peso que llevas delante, los cursos preparto, las noches sin dormir por el dolor de las contracciones y por fin… el parto. No hace falta que explique cómo vivimos nosotras el parto.

Pues bien, en todo esto, ¿qué ha hecho el hombre? El hombre ha puesto unas gotitas de germen, ha pasado los nueve meses de embarazo viendo el fútbol, navegando por internet y sufriendo en silencio porque su mujer no parece estar tan agradable como siempre.

En resumen, que no los entiendo, que no entiendo cómo se puede llenar el espejo del cuarto de baño de gotitas de dentífrico como si hubieran estado bendiciéndose a si mismos, ni entiendo por qué les cuesta tanto oler a limpio, ni entiendo tanta fijación con el sexo, ni entiendo cómo pueden vivir en esa burbuja que los mantiene alejados de toda realidad. Pero aún con todo esto, lo que menos entiendo de todo es… ¡que sigo prefiriendo ser mujer!.

 ¡¡¡¡¡ NOSOTRAS PARIMOS, NOSOTRAS DECIDIMOS!!!!!

2 comentarios:

  1. Ta bueno, menos mal que soy hombre :P Pero yo no dejo dentrífico en el espejo, sólo dejo el baño hecho un océano y tampoco huelo mal :)

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  2. Bueno eso de que no hueles mal.... jajajajajajja =P

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